"Mentiras simples, pastillas, y un hogar que no es mi hogar."

Manifiesto de películas

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Fue una noche extraña, fueron demasiadas sensaciones, y trataré de explicarlo.
Acostada en el pecho de mi amigo, tirados en la calle (no recuerdo cuál), sentía un frío que en cualquier momento me cortaría la piel; cerré los ojos, y cuando los abrí, estaba en el Polo Norte. Sí, vi la nieve, ví montañas, y los pingüinos estaban allí, asegurándome que no era una ilusión. Aún así, me dormí. Cuando desperté, por una extraña sensación, inmóvil quedé al ver a un hombre vestido de traje negro, parado, mirándonos. Eran las cuatro de la mañana, no tenía sentido lo que estaba viendo. Intenté despertar a mi amigo, tratando de no moverme ni hacer ruidos. El hombre seguía ahí, y mi amigo no reaccionaba. Recosté nuevamente la cabeza y me hice la dormida; cuando volví a abrir mis ojos, no había nadie. Me estaba volviendo loca.
No aguanté más el frío, así que le pedí a mi amigo que fuéramos a algún bar. Nos sentamos uno en frente del otro, y pedimos un trago. Dí un sorbo, y mi estómago se rebeló. Corrí al baño y sentí que el vómito corría por mis venas, por mis brazos, cada vez más, hasta llegar a mis manos, mis dedos se hincharon, sentí la agonía, creí que iba a explotar. Logré calmarme, sin sentirme mejor, y volví a la mesa. Mareada y con baja presión, intenté enfocar la cara de mi amigo que me hablaba. No podía escucharlo, o mejor dicho, no podía entender lo que me decía. Su cara pasaba en diapositivas de película, tenía los bordes de los negativos, y se reproducía; estaba mirando una película muda, en vivo. De un instante a otro, sin que mi amigo parara de hablar, me vi en una pileta, ahogándome, ensangrentada, y se manifestó el asfixia en la realidad. Tuvimos que salir a tomar aire, no podía más con mi cuerpo ni mi mente, estaba entumecida y desesperada. Descansamos en unas escaleras, y nos quedamos dormidos. Sonó el celular, era de día, y simplemente desperté.


Basado en una historia real, narrado en primera persona, sin nombres.


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1 comentario:

Anónimo dijo...

Aunq sea una horrible sensación temo decirte q te envidio
por poder desprender tan bien las cosas de tu mente
ya q a mí se me hace muy difícil y suelo explotar en silencio por eso.
Te felicito, atractiva narración de un atractivo sueño.

Santiago.