"Mentiras simples, pastillas, y un hogar que no es mi hogar."

Nuestra peor condena

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Estoy recorriendo las ruinas de nuestros mejores momentos; asqueada por tus ideas y pensamientos, tan contrarios a los míos.
Al fin y al cabo, es mejor hablarnos sin decirnos nada a recordarnos cada día que somos mundos inconexos con lazos inquebrantables. Sabiendo así, que querernos, es nuestra peor condena.



Cometimos un delito:
"Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera"
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1 comentario:

María de la Paz dijo...

Se entiende que la sangre no encontró todavía el camino a la unidad, pero cuando menos lo esperes, va a pasar.
No mires a los costados porque cada uno tiene sus huellas y su relación única con el destino y el universo.

Esperanza, mi amiga, y paciencia.
Que hoy algo puede ser negro o blanco, o gris o invisible...
Quien sabe, mañana: ¿una flor?