"Mentiras simples, pastillas, y un hogar que no es mi hogar."

DADA I

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Manifiesto Dadaísta
Por Tristán Tzara


La magia de una palabra
—DADA—
que ha puesto a los periodistas
ante la puerta de un mundo
imprevisto, no tiene para nosotros
ninguna importancia.





Para lanzar un manifiesto es necesario:

A, B, C.

irritarse y aguzar las alas para conquistar y propagar muchos pequeños y grandes a, b, c, y afirmar, gritar, blasfemar, acomodar la prosa en forma de obviedad absoluta, irrefutable, probar el propio non plus ultra y sostener que la novedad se asemeja a la vida como la última aparición de una cocotte prueba la esencia de Dios. En efecto, su existencia ya fue demostrada por el acordeón, por el paisaje y por la palabra dulce. Imponer el propio A.B.C. es algo natural, y, por ello, deplorable. Pero todos lo hacen bajo la forma de cristal-bluff-madonna o de sistema monetario, de producto farmacéutico o de piernas desnudas invitantes a la primavera ardiente y estéril. El amor por lo nuevo es una cruz simpática que revela un amiquemeimportismo, signo sin causa, frágil y positivo. Pero también esta necesidad ha envejecido. Es necesario animar el arte con la suprema simplicidad: novedad. Se es humano y auténtico por diversión, se es impulsivo y vibrante para crucificar el aburrimiento. En las encrucijadas de las luces, vigilantes y atentas, espiando los años en el bosque. Yo escribo un manifiesto y no quiero nada y, sin embargo, digo algunas cosas y por principio estoy contra los manifiestos, como, por lo demás, también estoy contra los principios, decilitros para medir el valor moral de cada frase. Demasiado cómodo: la aproximación fue inventada por los impresionistas. Escribo este manifiesto para demostrar cómo se pueden llevar a cabo al mismo tiempo las acciones más contradic­torias con un único y fresco aliento; estoy contra la acción y a favor de la contradicción continua, pero también estoy por la afirmación. No estoy ni por el pro ni por el contra y no quiero explicar a nadie por qué odio el sentido común.

[...]

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4 comentarios:

María de la Paz dijo...

media falta de palabras digo de nuevo:
me gusta =)
(y en serio es la sonrisa)

Farru7 dijo...

DaDa.
DA-DA
d.d.a.a
a.d-a.d
D-A-d.a
_d_A-d_a
D.a.d.a
D-A-d_a.
dada.
.da-da.
da.da.
d'a'd'a-
da+da=ddaa
ismo.

nada (?)
lo había leído en alguna clase. pero mira, lee, escucha (?)

Las vanguardias tienen ganas de cambiar el mundo. Tienen ganas de que ni el diputado, ni un sistema filosófico, ni la academia, ni una tradición cultural, ni un burgues esquizoide, ni un tratado sociológico, ni el soldado, ni el cura, ni el rey, le fijen "su lugar" de autonomía al arte.(...) Para las vanguardias el arte burgués como espacio autónomo dedicado a plantear lo bello, neutraliza la miserabilidad del mundo. La vanguardia va a decir "devolvamos el arte a la vida".


Los dadaistas plantean que "cada página debe reventar, ya sea merced a la seriedad profunda y grave, el torbellino, el vértigo, lo nuevo, lo eterno, merced a la burla aplastante, merced al entusiasmo de los principios, y queda UN MUNDO BAMBOLEANTE (...) Yo se los digo: NO HAY COMIENZO Y NOSOTROS NO TEMBLAMOS, no somos sentimentales. NOSOTROS DESGARRAMOS, viento furioso, las ropas de las nubes y de las plegariasm y PREPARAMOS EL GRAN ESPECTÁCULO DEL DESASTRE, EL INCEDIO, LA DESCOMPOSICIÓN ABSOLUTA DE TODO".

[Nicolas Casullo en colaboración con Migo y mis palabras resaltadas (?)]

Laura Esponda dijo...

Las vanguardias cambiaron la percepción en el arte y en la vida, quisieron cambiar utópicamente el mundo, destruyeron estructuras de representación y pusieron colorado a más de un viejo de mierda... Nos dieron la sensación de que habían destruido el lenguaje(sistema represivo si lo hay)para regresarnos al paraíso perdido de la infancia y sobre todo, instalaron más preguntas que respuestas, por ejemplo: ¿cómo decir sin la herencia represiva del idioma?. Nada, creo, ha superado todavía a las vanguardias de principios del siglo pasado.

Les recomiendo "Altazor" de Vicente Huidobro.
Saludos.

Jota dijo...

no entendí dada